lunes, 11 de febrero de 2013

Una seria entrevista con el Papa Bienadicto XVI, tras su renuncia a la lujosa vida



Promotor de la beatificación de Pio XII, amigo de Hitler
Perteneció a las juventudes Hitlerianas, de Papa quizo beatificar al amigo de Hitler, Pio XII. Acá las razones de la renuncia, en una entrevista muy seria.

Su santidad, ¿Por qué renunció a una vida llena de lujos?
O sea, Renuncio porque para impulsar políticas ultra conservadoras y cubrir los escándalos financieros del vaticano son tareas que exigen mucha vitalidad, mucha garra, mucha energía.

¿Entonces, ahora, para qué cree que le quedan fuerzas?
Siento que todavía puedo jugar con un monaguillo y unas monjitas allá en el claustro donde permaneceré después del 28 de febrero. Ay, hijo, menos mal que este año no es biciesto, ya quiero gozar mi re-tiro. Para eso sí tengo fuerzas porque sólo tengo que ir a Mifarma.

¿Alguna otra razón de su dimisión, su santidad?
Porque ya estoy con roche de que, como Papa, me sigan fregando por mi hermano, monseñor Georg Ratzinger, que estuvo envuelto en el escándalo de pedofilia en la época en la que dirigía el coro de la catedral de Ratisbona, en Alemania.

¿Cree que hacen mal acusando a su hermano de pedofilia, su santidad?
Claro que está mal, porque eso solo es una raya más al tigre. Recuerda que según datos federales de EE.UU. en ese país hay más de 4.000 curas pederastas y 11.000 denuncias contra la Conferencia episcopal de ese país por abusos sexuales de todo tipo.

¿Alguna otra reflexión, su santidad?
Sí, hijo, verás, no sé por qué tanto roche con mi renuncia, si hay cantidad de nazis jóvenes que están en condiciones de  combatir la Teología de la Liberación y todo movimiento afín o meramente renovador.

Y… ¿por qué hace historia usted, si los Papas nunca han tenido fuerzas para las elevadas tareas de mantener en la oscuridad y apañar manejos turbios de la santa mafia, digo… de la santa sede?
Te refieres a, por ejemplo, ¿los roches del Instituto para las Obras Religiosas (IOR), banco al que se sospecha vinculado con la mafia y con el lavado de dinero de nuestra Iglesia?

Sí, su santidad, a eso me refiero.
¡VACANTE!
Qué lata, ya no recuerdo nada, no estoy en edad de hacer ese tipo de análisis. Next…

¿Qué recuerdos tiene en general de su vida, de la Iglesia Católica, Aputólica y Romana?
De mí recuerdo con nostalgia mi juventud Hitleriana… De la Santa Iglesia, pucha, tiene tanta historia… Cómo no recordar a mi colega, Pío XI bendiciendo al Estado fascista del ateo  Mussolini, el 31 de junio de 1931, favoreciendo así al comercio de Italia y las entidades corporativas. Además el clero se hizo cargo de la educación en Italia y recibió la independencia del Vaticano por el Tratado de Letrán a cambio de su bendición al régimen de un ateo confesado.

¿Y de su relación con Hitler en su juventud Hitleriana?
Como dijo un tal  Alan, fueron errores de juventud. Al menos los peruchos se creyeron ese floro y lo reeligieron. Espero me crean a mí.

El Papa PIO XVII con su amigo Hitler,
en plena época del genocidio a los judíos
¿O sea que ni más volvió a actuar a favor de Hitler, ni ahora que es Papa?
Este… bueno… yo… pues solo presenté un proyectito para beatificar al Papa Pío XII, ese antisemita pues que era amigo de Hitler y no hizo nada para frenar el genocidio de los judíos, y que firmó un concordato con Hitler, por el cual crearon una atmósfera de confianza mutua “especialmente significativa en la lucha urgente contra el judaísmo internacional”. Yo creo que Pio XII merece ser santo.

¿Su santidad, usted cree en los Derechos Humanos?
Como dijo el representante del vaticano en Perú, el cardenal Juan Luis Ciprinai, los Derechos Humanos son una cojudez. 

lunes, 4 de febrero de 2013

¿Ya vieron la película “Hysteria”?... ¡TIENEN QUE VERLA!

Este es el primer vibrador, creado en 1870, usado como "medicina"
para calmar el supuesto mal de la histeria femenina. Fue inventado
por un médico británico cansado de masturbar manualmente
a sus pacientes.
Esta graciosa película trata de la historia del primer vibrador, del cómo y por qué se creo. 

La película la vi en junio del 2012 en un DVD comprado el Polvos Azules, pero recién está en  estreno solo en la sala de CinePlanet Alcázar, en el óvalo Gutiérrez.

“Hysteria” presenta al joven doctor Mortimer Granville que busca trabajo en la prestigiosa consulta del Dr. Dalrymple, un reputado médico de mujeres famoso por su habilidad en el trato clínico de la histeria.

Pero... ¿qué es (o qué era) la histeria? 
Como se ha llamado tradicionalmente, la histeria es un montón de padecimientos que, en realidad, no tenían mucha explicación (y que ahora se han metido en dos cajones de sastre llamados "trastornos disociativos" y "trastornos somatoformes"). 

“Hysterá”, en griego, significa útero y en los tiempos del sabio Hipócrates se creía que era un órgano móvil, que deambulaba a su capricho por el cuerpo, causando enfermedades a la víctima cuando llegaba al pecho. En el diccionario de la Real Academia, muy dada a los anacronismos, todavía aparece como "enfermedad nerviosa, crónica, más frecuente en la mujer que en el hombre, caracterizada por gran variedad de síntomas, principalmente funcionales, y a veces por ataques convulsivos".

Antiguamente usaban los baños de agua templada, o los "masajes" manuales en la entrepierna hasta alcanzar el "paroxismo histérico" (vulgo: que te masturben a mano) que es lo que se aprecia en la película.

El asistente del doctor Mortimer en  pleno
tratamiento a la paciente con mal de histeria
Así, el doctor Dalrymple busca un ayudante para aplicar tratamiento (entiéndase: satisfacer) a todas las mujeres víctimas de una epidemia de histeria porque en el mojigato Londres de la reina Victoria no estaba bien vista la “automedicación”. En aquella época lo más elegante y adecuado era ser tímida, resignada, escuálida (con la cintura de avispa, de ahí el corsé) y paliducha.

Sin embargo, sí era perfectamente aceptable que se abran de piernas ante el médico y dejarse aplicar el correctivo ("porque eso no es placer, las mujeres sólo encuentran placer con la penetración del órgano masculino", asegura el viejo sabio a su ayudante en la película) para que el carácter de la mujer mejore.

Han pasado muchos años, pero todavía quedan rescoldos de aquella hoguera. ¿Saben por qué? Porque es cierto que a más de a una mujer que reniega o está amargada le han dicho alguna vez en su vida: "Tú lo que necesitas es un buen polvo".

EL PRIMER VIBRADOR
El caso es que, el joven aprendiz sufre en sus carnes las consecuencias de tener que satisfacer manualmente a medio Londres y, de forma casual, con ayuda de su amigo, un joven inventor rico y estrafalario, encuentra la forma de convertir un plumero eléctrico en el prototipo del primer vibrador de la historia.

Así, el tedioso trabajo en el que antes se tardaban horas queda resuelto con mejores resultados con la aplicación durante unos minutos de un artilugio que (y ahí viene el quid de la cuestión)  al empezar a popularizarse y extenderse la luz eléctrica, pudo comercializarse y usarse en casa y sin intervención médica. ¡Listo! Se acabó la histeria.

Bueno... en realidad no fue hasta los años 50 del siglo XX cuando se erradicó el dichoso diagnóstico de las consultas de los psiquiatras, de tal forma que el útero dejó de ser el culpable de todos los “males” y “arrebatos” femeninos. Además, se tuvo que reconocer que el placer en solitario no sólo es cosa de hombres y que una mujer, con buen o mal carácter, tiene tanto derecho como cualquier señor "al libre uso de su cuerpo". 

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