viernes, 2 de noviembre de 2012

Cuento: “Aprendiendo sobre la justicia”



El silencio, a veces, nos hace cómplices pasivos de la injusticia.
Una mañana, cuando nuestro nuevo Profesor de Introducción al Derecho entró en la clase, lo primero que hizo fue preguntarle el nombre a un alumno que estaba sentado en la primera fila:
- ¿Cómo te llamas?
- "Me llamo Juan, señor".
- ¡Vete de mi clase y no quiero que vuelvas nunca más! - gritó el desagradable Profesor.

Juan estaba desconcertado. Cuando reaccionó se levantó torpemente, recogió sus cosas y salió de la clase. Todos estábamos asustados e indignados, pero nadie dijo nada.

Está bien. ¡Ahora sí! –Continuó el profesor- ¿Para qué sirven las leyes?
Seguíamos asustados, pero poco a poco comenzamos a responder a su pregunta:
- "Para que haya un orden en nuestra sociedad".
- "¡No!", contestaba el Profesor.
- "Para cumplirlas".
- "¡No!".
- "Para que la gente mala pague por sus actos".
- "¡¡Nooooo.....!! ¡Pero es que nadie sabrá responder esta pregunta!"
- "Para que haya justicia", dijo tímidamente una chica.
- "¡Por fin!, dijo el profesor. “Eso es... para que haya justicia. Y ahora, ¿para qué sirve la justicia?
Todos empezábamos a estar molestos por esa actitud tan grosera. Sin embargo, seguíamos respondiendo:
- "Para salvaguardar los Derechos Humanos".
- "Bien, ¿qué más?", decía el Profesor.
- "Para discriminar lo que está bien de lo que está mal......"
- "Para premiar a quien hace el bien.
- "Ok, no está mal.

Continuando, el profesor dijo: Pero... respondan a esta pregunta: ¿actué correctamente al expulsar de la clase a Juan?

Todos nos quedamos callados, nadie respondía.

- "Quiero una respuesta, decidida y unánime"
- ¡¡No!!- dijimos todos a la vez.
- ¿Podría decirse que cometí una injusticia?
- ¡Sí!
- Y por qué nadie hizo nada al respecto? ¿Para qué queremos leyes y reglas, si no disponemos de la valentía para llevarlas a la práctica? Cada uno de ustedes tiene la obligación de actuar cuando presencia una injusticia. Para todos ¡No vuelvan a quedarse callados nunca más! Vete a buscar a Juan, dijo, mirándome fijamente.

Aquel día recibí la lección más práctica de mi clase de Derecho.

Cabe agregar...Todo lo necesario para que triunfe el mal, es que las personas de bien no hagan nada al respecto. 


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